La restauración del paisaje es una disciplina que busca minimizar y reparar los daños causados por actividades humanas, como la construcción, la minería y otras obras de infraestructura, sobre los ecosistemas naturales.
En este contexto, la hidromanta se ha convertido en una herramienta esencial para restaurar y proteger suelos degradados, controlando la erosión y promoviendo la revegetación.
Una hidromanta es una técnica diseñada para controlar la erosión del suelo y facilitar la revegetación en áreas donde es necesario actuar, ya sea tras una obra o sobre un terreno expuesto a una degradación natural o provocada.
Por lo tanto, se aplica generalmente sobre terrenos desnudos o en proceso de restauración para estabilizar el suelo, reducir la escorrentía y promover el establecimiento de vegetación. Esta, actúa como una barrera protectora que mantiene el suelo en su lugar mientras permite que la humedad y los nutrientes penetren, lo que es esencial para el crecimiento de las plantas que vegetarán tras su aplicación.
Materiales que componen una hidromanta
Como avanzamos en el artículo sobre la hidromanta, está compuesta por una mezcla de materiales orgánicos e inorgánicos, cuidadosamente seleccionados para cumplir con sus funciones.
Los componentes más frecuentes incluyen: Las fibras orgánicas que ayudan a retener la humedad y proporcionan una estructura física que protege el suelo de la erosión; Las fibras sintéticas para mejorar la durabilidad de la hidromanta y su resistencia a condiciones adversas, como fuertes lluvias o vientos; Los aglutinantes, naturales o sintéticos para unir las fibras y formar una estructura cohesiva que se adhiere al terreno; Las semillas, fertilizantes y bioestimulantes agrícolas que promueven la revegetación inmediata del área tratada; Y agua, para optimizar la densidad deseada y facilitar su aplicación.
Estas mezclas, aunque comparten cierta similitud, son en realidad fórmulas propias de cada empresa especializada en la aplicación de hidromantas, que, a su vez, adecúa a la necesidad de cada proyecto. Esta es la función de las empresas especialistas en control de la erosión.
Protocolo de aplicación de la hidromanta.
La aplicación de la hidromanta es un proceso que requiere precisión y conocimiento del terreno para maximizar su efectividad. El proceso general de aplicación puede ser el siguiente:
- La preparación adecuada del terreno, eliminando escombros y alisando la superficie para asegurar un contacto uniforme entre la hidromanta y el suelo. En algunos casos, es necesario compactar ligeramente el suelo para evitar deslizamientos.
- La mezcla e instalación. La hidromanta se mezcla con agua, formando una suspensión que se aplica sobre el suelo utilizando equipos de hidrosiembra. La suspensión se rocía de manera uniforme, cubriendo completamente la superficie del terreno. Es crucial aplicar una cantidad adecuada para asegurar la efectividad, ya que una aplicación insuficiente puede no proporcionar la protección necesaria.
- La post-aplicación y monitoreo, porque después de la aplicación, es importante monitorear la zona para evaluar la estabilidad del suelo y el éxito de la revegetación. En algunos casos, puede ser necesario realizar aplicaciones adicionales o reforzar áreas específicas si se detecta erosión.
Con todo ello, estamos ante una variante técnica de la hidrosiembra, con la que se consigue una mayor persistencia y mejor implantación de las especies vegetales hidrosembradas.
Una técnica que, incorporada al terreno mediante su proyección hidráulica, crea una especie de manta orgánica sobre él, perfectamente adaptada al microrrelieve del suelo.