Uno de los productos utilizados en el control de la erosión y estabilización de suelos es el llamado Geoceldas.

El catálogo de Geoceldas puede estar compuesto por distintas referencias en función de cómo son fabricadas, sus distintos materiales, así como espesores y tamaños. Además, estas Geoceldas pueden contener su sistema de confinamiento celular o reforzado.

La aplicación de las Geoceldas está especialmente indicada en bioingeniería del paisaje, con el objetivo de conseguir la estabilización de suelos en áreas como el soporte de cargas, protección de taludes, canalizaciones, embalses, vertederos y muros de contención.

Fases de instalación de geoceldas

Usos recomendados para la instalación de Geoceldas

Las Geoceldas pueden utilizarse cuando se busque el soporte de cargas mediante una técnica de confinamiento. Estas, al tener en su diseño unas perforaciones, evita el movimiento lateral de los materiales agregados.

Otra área de aplicación es para la protección de taludes y canalizaciones. Con ellas se confinan, refuerzan y retienen masas importantes de tierras vegetales o rellenos de piedras. Con su uso se controla el movimiento descendente causado por fuerzas hidrodinámicas y gravitacionales.

Por otra parte, se encuentra la contención de tierras, ya que satisface todos los requisitos estructurales y provee alta flexibilidad en la instalación. Paralelamente, aportan un mayor nivel de estética ambiental, mediante una cara totalmente cubierta por una masa vegetal.

En el caso de embalses y vertederos, protegen la lámina impermeable sobre la que se instala, confinando los suelos de aportación y evitando su erosión.

Tipos de geoceldas

Materiales de fabricación de las Geoceldas

Hay Geoceldas orgánicas de esparto o yute, por ejemplo, empleadas en determinados casos en los que su gran durabilidad estructural no sea un parámetro de interés vital. Recordemos que estos materiales se descomponen con el tiempo, que, si bien se integran perfectamente al suelo, pierden con el tiempo su capacidad de retención.

Pero por lo general, las Geoceldas, como sistema de confinamiento celular, tridimensional y flexible, suelen estar fabricadas a base de polietileno o polipropileno.

En ambos casos, estas estructuras tridimensionales se presentan en forma semirrígida a modo de panal de abeja, que una vez extendidas son rellenadas con tierra vegetal, grava, arena, etc.

¿Cómo funcionan las Geoceldas?

Las Geocendas fabricadas con materiales como el polipropileno o polietileno de alta densidad, además de ser resistentes, flexibles, duraderas, son también estables frente a agentes químicos y bacterianos.

Una vez extendidas sobre el terreno, con pendiente o no, cada una de estas Geoceldas ya llena con el material deseado, actúa como una pequeña represa. En su conjunto, estas permiten el paso del agua o el viento encima de su superficie, disipando las fuerzas erosivas.

Ante posibles escorrentías, las paredes de cada celda, evitan la formación de cauces, previniendo el desarrollo de cárcavas. Dicho de otro modo, sus diseños están orientados a minimizar o eliminar los efectos de las fuerzas erosivas del agua y del viento a los que son expuestos los suelos.

Instalación de geoceldas

Materiales de relleno de las Geoceldas

Como se ha avanzado, los materiales de relleno de las Geoceldas pueden ser variados, en función del propósito perseguido. Por ejemplo, si va a soportar vegetación o no, el ángulo de pendiente del talud, etc. Incluso puede servir como estabilizador de materiales de construcción, en el caso de arrojar sobre ellas cemento u hormigón.

Así, en cuanto a los materiales de relleno de las Geoceldas, pueden ser desde grava o piedra, sustrato especialmente preparado, la propia tierra del lugar, arena, etc.

Destacar que, en los casos de fuertes pendientes con paso frecuente de agua en deslizamiento superior, y que no contenga vegetación, para aumentar su resistencia a la erosión, sin pérdida de flexibilidad al sistema, se puede aplicar sobre ellas una lechada superficial de hormigón.