El Quercus faginea crece exclusivamente en la región mediterránea occidental de España, Portugal y Norte de África. Es menos tolerante que la encina con la sequía estival y aparece formando manchas en las faciaciones más húmedas de los encinares. Es una especie autóctona del bosque mediterráneo.

Es un árbol que podemos encontrar por la península ibérica, al igual que otras especies como el Quercus coccifera, Quercus Ilex rotundifolia o el Quercus suber, por ejemplo.

Es una especie que comparte hábitat con otras típicas del encinar en su faciación menos seca, como por ejemplo Quercus rotundifolia, Pistacia terebinthus, Rhamnus alaternus, Prunus mahaleb, etc.

Las bellotas del Quercus faginea, junto con las del alcornoque, se utilizan en alimentación de los cerdos.

Árbol de Quercus faginea

El quejigo o rebollo.

Su nombre científico es el Quercus faginea Lam. Pertenece a la familia Fagaceae (Fagáceas) y se le conoce popularmente con nombres como el quejigo, rebollo, roble carrasqueño o roble valenciano.

Es un árbol de hoja caduca de hasta 20 metros, en ocasiones con porte arbustivo. Capaz de crecer sobre todo tipo de suelos, prefiere los calizos con cierta humedad en verano.

Sus hojas, de color verde lustroso por el haz y pálido por el envés, son simples, crecen alternas y son semicaducas o marcescentes. El perímetro de sus hojas posee dientes poco profundos, aunque en ocasiones punzantes. Una de sus características, es como hemos avanzado, que son marcescentes. La marcescencia consiste en que algunas de sus hojas permanecen secas sobre la planta hasta el brote de sus hojas nuevas, cuando caen definitivamente.

Sus flores nacen en primavera, entre los meses de abril y mayo, y lo hacen agrupadas en ramillos colgantes, los amentos, que son de color amarillo-ocre. Su floración es un poco antes que la encina (Quercus ilex).

Tras su fecundación, aparecen sus frutos, las llamadas bellotas cuya cúpula está recubierta de escamas aovadas y suelen ser amargas. Se disponen en grupos y están sobre cortos pedúnculos, diseminándose hacia septiembre u octubre. Son de interés en montanería.

Sobre él pueden aparecer las llamadas agallas, abogallas o gállaras, unas bolas del tamaño de una nuez, marrones y provistas de unos piquitos. Su interior es esponjoso y acorchado, siendo fruto de la puesta de un insecto de la familia Cynipidae, quedando protegidos sus huevos por estas.

De esta planta se diferencian dos tipos, el Quercus faginea Lam. subsp. broteroi y el Quercus faginea Lam. subsp. Faginea.

Agallas en el Quercus faginea

Cultivo del Quercus faginea para reforestación.

El cultivo del Quercus faginea para reforestación se realiza en viveros especializados y lo hace en cultivo de bandeja forestal. Sus semillas son gruesas, unas 240 unidades por kilo, y su poder germinativo ronda el 75% en buenas condiciones.

El protocolo es llenar las bandejas forestales con un sustrato fértil y con buen drenaje, sobre el que se coloca una semilla (bellota) por alvéolo y se mantiene con humedad constante hasta su germinación.

Una vez alcanzado su tamaño comercial, las bandejas son llevadas directamente a las zonas de plantación del monte. Vegeta bien en todo tipo de suelos, incluso en los calizos, y soporta bien los climas de fuertes contrastes, como son los continentales.

Para su cultivo, requiere unas condiciones similares a la de la encina, aunque un poco más de humedad y suelos más frescos y profundos porque resiste menos la sequía estival prolongada.

Una vez plantados en terreno definitivo, tiene la facultad de poseer una importante propagación vegetativa desde sus raíces secundarias, contribuyendo con ello a estabilizar formaciones arbustivas.

Del Quercus faginea se puede extraer madera para la construcción, para leña y para la elaboración de carbón vegetal. Sus frutos, la bellota para montanería como forraje del ganado.