La mayoría de especies vegetales desarrollan su sistema radicular de forma que explore la mayor superficie de terreno para conseguir objetivos como una buena sujeción a la tierra, así como obtener agua y nutrientes para su supervivencia.
Este sistema radicular crece simulando una red radial que parte de su raíz principal o base de su tronco bajo la tierra.
En condiciones de cultivo, ya sea en maceta, contenedor o bandeja de alveolos, si no se tiene en cuenta este aspecto, puede producirse la indeseada espiralización de las raíces, con los consiguientes problemas para la planta una vez trasplantada al terreno definitivo.
¿Qué es la espiralización?
Cuando se produce planta en vivero en un envase inadecuado, las raíces al alcanzar el fondo del recipiente tienden a revirarse enrollándose sobre sí mismas, a este fenómeno se lo conoce como espiralización radicular.
Esto es especialmente importante en el caso de árboles o arbustos de gran porte, ya que, con el tiempo, estas vueltas acaban estrangulando la raíz del árbol comprometiendo su estabilidad y su desarrollo.
Sistemas de antiespiralización
Para evitar este problema, las bandejas forestales cuentan con unos sistemas de canales que dirigen las raíces evitando que se reviren.
Este sistema se ve potenciada su eficacia gracias al sistema de autorepicado radicular, que consiste en un orificio de gran tamaño en la base de cada alvéolo, son el fin de que cuando la raíz llega al fondo, esta se autopinza al estar en contacto con el aire. Para ello, estas bandejas forestales debe estar suspendidas para evitar su contacto directo con el suelo.