La Albizia julibrissin, ornamentalmente, es considerado un árbol urbano, utilizado en jardinería y proyectos paisajísticos, como árboles solitarios, en alineación o creando pequeñas masas boscosas.

Este fue introducido en Europa sobre el siglo XVIII como árbol ornamental. En su hábitat, en plena naturaleza, tiende a crecer en llanuras o valles arenosos, así como en tierras altas.

Centrados en España, se puede ver como árbol en la jardinería, distribuido por todo el arco mediterráneo, donde el clima es cálido en verano y suave en invierno.

Follaje de Albizia julibrisim

Acacia de Constantinopla

Conocido comúnmente como Acacia de Constantinopla o Árbol de la seda, realmente su nombre científico es Albizia julibrissin y aunque no es una verdadera Acacia, sino una especie de un género próximo (Albizia) pertenece a la misma subfamilia Mimosaceae, dentro de la familia Fabaceae (Leguminosae).

Etimológicamente, el nombre de Albizia, está vinculado al noble italiano del siglo XVIII, naturalista y aficionado a las plantas, Filippo Degli Albizzi. Precisamente fue él, quien la introdujo en Europa desde Constantinopla. En cuanto a la palabra julibrissin, de origen persa, hace alusión a árbol de seda.

Es originario del Sureste de Asia (de Irán a China e incluso Taiwán) y se introdujo en Europa a mediados del siglo XVIII, aunque por su cultivo como ornamental, se encuentra muy extendido por todo el mundo.

La Acacia de Constantinopla es un bellísimo árbol caducifolio de entre 8 a 12 metros de altura, de copa ancha cuyo diámetro va desde 6 a 8 metros, produciendo una amplia sombra matizada. Su tronco suele ser corto con corteza de color grisáceo y tacto liso. Este color, conforme se va haciendo adulto el árbol, se vuelve verdosa con rayas verticales.

Produce numerosas ramillas jóvenes glabras, angulosas, con hojas e inflorescencias con pequeña pubescencia. Estas ramas, conforme crecen, son largas y flexibles, por lo que adquieren formas arqueadas, consiguiendo en su conjunto un elegante follaje.

Presenta hojas bipinnadas de entre los 20 y 30 centímetros de longitud, compuestas de más o menos 15 pares de pinnas, conteniendo cada una entre 20 a 30 pares de folíolos sésiles. Estas hojas son de color verde por ambas caras y, generalmente, pubescentes por el envés. Curiosamente, estos folíolos se cierran solos en ausencia de luz.

Sus flores ligeramente perfumadas, aunque no tienen pétalos, son muy vistosas, ya que aparecen agrupadas densamente como un grupo compacto de estambres blancos o rosados durante todo el verano.

Estas inflorescencias en forma de cabezuelas globosas pueden tener hasta cinco centímetros de diámetro, con unas 20 a 25 flores. Son sus estambres, a modo de filamentos blancos, rosados o rojizos, los que le dan la apariencia sedosa a las flores.

El fruto es una legumbre glabra y comprimida, de unos 10 a 15 centímetros de largo por uno a tres de ancho. Su aspecto es de legumbre lineal y membranácea y de color castaño pálido o amarillenta. Esta vaina, al abrirse súbitamente, expulsa las semillas a distancia con el motivo de mejorar su esparcido.

Cada vaina, por término medio, viene a contener de 8 a 12 semillas de aspecto ovalado o arriñonado, de color marrón y con un tamaño aproximado de unos 7 x 4,5 milímetros.

La Albizia julibrissin es un árbol muy rústico, no teniendo prácticamente problemas en cuanto a plagas y enfermedades destacables.

Flores de Albizia julibrisim

La Albizia julibrissin en jardinería

Como hemos avanzado, la Albizia julibrissin en jardinería se utiliza como árbol aislado o en agrupaciones y alineaciones.

Es un árbol muy tolerante respecto a las necesidades de suelo, teniendo en cuenta que los prefiere secos y arenosos, tal y como los encuentra en su hábitat natural.

En jardinería, proporciona una sombra matizada, dejando pasar resquicios de luz entre su follaje. Uno de sus grandes valores ornamentales es el atractivo aspecto de sus flores fragantes, sin olvidar sus hojas, que recuerdan a la de los helechos.

La Albizia julibrissin tiene un crecimiento pausado, por lo que su mantenimiento es escaso, como así también sucede con sus necesidades de poda.

Cultivo de la Albizia julibrissin

La Albizia julibrissin se reproduce por semillas, teniendo en cuenta que estas semillas se encuentran con una cubierta que las hace impermeables, por lo que deben ser tratadas con agua caliente o ácido sulfúrico antes de su siembra.

Se siembran en bandejas forestales y una vez alcanzan el tamaño deseado, se plantan en campo de forma alineada y con tutor para dirigir el tronco central. A la altura deseada se pinza para formar su brotación en cruz.

Con la altura final se arrancan para ser plantadas en el jardín definitivo, o en contenedor para asegurar mejor su arraigo.

Curiosidades de la Albizia julibrissin

Entre las curiosidades de la Albizia julibrissin se encuentran

  • Su corteza se ha llegado a usar para curar heridas y como antiparasitaria.
  • Las semillas de Albizia julibrissin pueden ser utilizadas como alimento para el ganado. Por supuesto, es una fuente de alimentación para los animales silvestres.
  • Es un árbol melífero, porque sus flores están dulcemente perfumadas y son una fuente de néctar para las abejas.
  • En Japón y en los Estados Unidos, se le considera una especie invasora.
  • Hay documentación que afirma que los extractos de Albizia julibrissin, en dosis altas, poseen efectos antidepresivos en ratones.