La Rubia peregrina es una planta silvestre que actualmente se cultiva en viveros especializados para la restauración del paisaje. Suele crecer en herbazales y junto a otros matorrales de zonas abiertas y pedregosas. También es una planta propia de encinares y carrascales creciendo a hasta los 600 metros de altura.

Así, como planta silvestre, comparte hábitats con las plantas típicas del encinar termo y mesomediterráneo como Quercus rotundifolia, Quercus suber, Quercus coccifera, Pistacia lentiscos, Rhamnus alaternus, Smilax aspera, etc.

Es capaz de trepar enroscándose y adhiriéndose a otras plantas o paredones mediante unos ganchitos que posee en las hojas y tallos. En ausencia de un soporte se desarrolla de forma extendida.

Rubia brava

Botánicamente, se llama Rubia peregrina y pertenece a la familia de las rubiáceas (Rubiaceae). También se le conoce popularmente como rubia silvestre rubia brava, esgarrallengües, raspeta o rotgeta, por ejemplo.

Su área de distribución incluye todo el suroeste de Europa y norte de África. La Rubia peregrina es una planta trepadora vivaz, típica del bosque mediterráneo, que no forma tallos leñosos, alcanzando una altura entre los 30 centímetros y los dos metros o más según las estructuras de soporte que encuentre.

Como plana, la rubia brava es inconfundible porque sus tallos se ramifican abundantemente. Estos son de sección cuadrada con costillas muy marcadas y con pequeñas púas en forma de gancho.

Estos le permiten engancharse fácilmente al pelo de los animales, así como a la ropa de las personas que se rozan con ella, siendo un método de dispersión, ya que pueden transportar trozos de la planta a otros lugares, donde en condiciones apropiadas, arraigan como esquejes.

Es una planta perenne y sus tallos, de carácter trepador, pueden superar los dos metros de longitud. Su parte basal es algo leñoso y, por tanto, persistente.

Hojas y flores de Rubia peregrina

Sus hojas son de color verde brillante a verde claro. Se agrupan en verticilos alrededor del tallo en número de 4 a 6 unidades. Son simples, sentadas, de aspecto elíptico a linear lanceolado. Sobre su borde tienen los mismos pequeños ganchos que los tallos que aparecen también en la parte inferior del nervio central.

La Rubia peregrina florece entre los meses de abril a julio. Son flores son hermafroditas y se agrupan en inflorescencias terminales similares a panículas.

De pequeño tamaño, tienen de cuatro a seis pétalos soldados en modo de tubo y los mismos lóbulos en forma de triangular a lanceolada. Su color es blanco amarillento.

Tras su fecundación, produce una baya carnosa solitaria de 4 a 6 mm, de color negro brillante que recuerda como aspecto al de una uva diminuta. Suelen contener una semilla normalmente. Son muy consumidas por los pájaros, siendo las aves el principal dispersor de la especie.

Cultivo de la Rubia peregrina

El cultivo de la Rubia peregrina se realiza en viveros especializados en la producción de plantas para la restauración paisajística, con el objetivo de implantarlas en espacios naturales que por incendios u otras causas han desaparecido.

Esta crece a plena luz, aunque soporta sombra. Es planta algo termófila que pierde buena parte de las ramas en invierno volviendo a brotar desde cepa en primavera.

En vivero se multiplica por semilla, con siembra directa sobre bandeja de alvéolos forestal con un sustrato turboso de pH 6,5 a 7. Tras su germinación y un par de meses de cultivo, se plantan directamente en campo.