Cada 26 de enero, se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental. Esta jornada sirve como recordatorio anual de que la base del respeto por la Naturaleza reside en el conocimiento y la concienciación.

En el calendario profesional de quienes se dedican al medioambiente, el paisaje y la ingeniería del territorio marca una fecha fundamental. Esta jornada no es una celebración simbólica más, su mensaje y significado es la base de toda restauración paisajística, obra de bioingeniería o proyecto de jardinería sostenible.

Historia del Día Mundial de la Educación Ambiental.

El origen de esta conmemoración se remonta a un momento clave en la historia de la conciencia ecológica global. Aunque la preocupación venía gestándose, fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo (Suecia) en 1972, la que sentó las bases al declarar la educación ambiental como una prioridad.

Sin embargo, el hito que define este día tuvo lugar tres años después, en el seno del resultado del Seminario Internacional de Educación Ambiental que se celebró en Belgrado entre los días 13 y 22 de octubre de 1975. En él participaron 70 países, dando paso a la Carta de Belgrado.

En ese encuentro se proclamó la Carta de Belgrado, un documento fundacional que estableció los objetivos, metas y principios de la educación ambiental a nivel mundial.

Así, el Día Mundial de la Educación Ambiental tiene como objetivo consolidar la educación medioambiental como una herramienta fundamental para que todas las personas tomen conciencia de los problemas que afectan al entorno. A través de la información, la formación y la adquisición de conocimientos básicos, se busca fomentar la adopción de soluciones que mejoren la relación entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza.

En este sentido, alcanzar este propósito requiere que cada persona adopte una ética individual más humana y responsable, reajustando sus prioridades y reflejando, en cada acción, un compromiso real con la mejora del medio ambiente y de la calidad de vida de toda la población mundial.

Para los profesionales de la restauración paisajística, la bioingeniería o la agronomía, esta Carta es la piedra angular que válida nuestro trabajo técnico con un propósito social claro: formar ciudadanos conscientes de la interdependencia entre el entorno, la economía y la sociedad.

Formación en educación ambiental

Aprender trabajando en un entorno natural.

Para participar en este cambio es sencillo. Solo es necesario amar la Naturaleza y todo lo que ello representa. Respetarla y llevar a cabo acciones que contribuyan a su mejora y preservación, no solo es gratificante, es necesario para que nuestro mundo conserve su equilibrio natural y sea habitable.

Desde el CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental), podréis descargaros guías de recursos increíbles para tener toda la información al respecto y poder comenzar a elaborar mejoras tanto individualmente como colectivamente.

Acceso a Guías de recursos educativos del CENEAM

Como dice la Carta de Belgrado, «Deben sobrevenir cambios importantes en todas las naciones del mundo para alcanzar el género de desarrollo racional que esté guiado por ese nuevo ideal mundial, cambios que estarán encaminados a conseguir una distribución equitativa de los recursos mundiales y a satisfacer de manera más justa las necesidades de todos los pueblos«.

Así y en conciencia de todos, no se puede pasar un solo día sin tener un impacto en el mundo que nos rodea. Lo que hacemos marca la diferencia, y tenemos que decidir qué tipo de diferencia queremos llevar a cabo.

La importancia de la educación en el sector profesional.

A menudo, la educación ambiental se asocia exclusivamente con el ámbito escolar. Sin embargo, su impacto más profundo y transformador se produce a nivel social y profesional. Desde Restauración Paisajística queremos poner a disposición de profesionales y del público en general toda la información posible, entendiendo que la educación ambiental es nuestra principal herramienta de comunicación, sensibilización y validación de nuestro compromiso con el entorno.

Es la educación ambiental la que permite que un promotor, público o privado, entienda por qué una solución de bioingeniería, como un biorrollo o una manta orgánica, es preferible a largo plazo frente a una escollera de hormigón. Es el vehículo para explicar el valor de utilizar planta autóctona de un vivero especializado frente a especies alóctonas de rápido crecimiento pero invasoras.

En nuestro sector, la educación ambiental es el puente entre la técnica y la aceptación social. Un proyecto de restauración de una cubierta vegetal, un jardín vertical o un sistema de fitodepuración solo alcanzará su pleno éxito si la sociedad (desde el legislador hasta el usuario final) comprende su función, valora sus servicios ecosistémicos y participa en su conservación.

Sin educación, nuestros proyectos son meras obras; con ella, se convierten en legados sostenibles.

Diseño de jardín

Lemas del Día Mundial de la Educación Ambiental.

A diferencia de otras efemérides, el Día Mundial de la Educación Ambiental no siempre adopta un lema único global, sino que tiende a alinear su enfoque con los grandes debates y desafíos del momento. En los últimos cinco años, estos han sido los ejes centrales y su aplicación en la restauración paisajística:

2025: Educación para la resiliencia climática y la acción.

Ante la evidencia de eventos climáticos extremos, la educación se posiciona como la herramienta para que la sociedad comprenda y demande infraestructuras verdes. Proyectos como los tanques de infiltración modulares, los pavimentos ecológicos o la restauración de riberas dejan de ser «jardinería» y pasan a ser infraestructuras críticas de adaptación al cambio climático.

2024: Aprender a cuidar el planeta.

El enfoque se dirigió a la capacitación práctica. Para nuestro sector, esto significó un impulso a la formación profesional en nuevas técnicas de control de la erosión, el manejo de geotextiles o la correcta implantación de hidrosiembras. Se trata de educar no solo en el «por qué», sino también en el «cómo» técnico y preciso.

2023: Priorizar la educación ambiental para afrontar la transición ecológica.

Resonó con fuerza en el ámbito de la consultoría y la planificación. Este enfoque subrayó la necesidad de que cualquier proyecto de infraestructura o plan urbanístico integre la variable educativa desde su concepción, asegurando que las soluciones basadas en la naturaleza sean la primera opción y no un añadido estético.

2022: Somos parte de la solución.

Este fue el lema en sintonía con la crucial COP15 sobre Biodiversidad, el espíritu de 2022. La educación ambiental sirvió para destacar cómo las actuaciones de restauración paisajística, incluso a pequeña escala como las cubiertas ajardinadas o los jardines verticales, son vitales para frenar la pérdida de biodiversidad en entornos urbanos e interurbanos.

2021: Década de la ONU sobre la restauración de ecosistemas.

Este año fue significativo, ya que marcó el inicio oficial de la Restauración de Ecosistemas. Aunque este fue el tema central del Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), la jornada de educación ambiental del 26 de enero sirvió como el pistoletazo de salida para concienciar al mundo sobre la urgencia de reparar el daño infligido a nuestros paisajes.

Jardín interior

El 26 de enero, Día Mundial de la Educación Ambiental, no es solo una fecha para recordar principios, sino para reafirmar nuestro compromiso profesional.

Cada proyecto de restauración paisajística, cada hectárea reforestada y cada obra de bioingeniería con geotextiles o mantas orgánicas es, en esencia, un acto educativo. Como profesionales de la restauración paisajistica, somos los principales agentes de esta educación aplicada.

Nuestra responsabilidad es doble, ejecutar con precisión técnica y comunicar con convicción pedagógica. El éxito de nuestra labor depende de que la sociedad no solo vea la obra, sino que comprenda el valor de un paisaje vivo y funcional.