Su nombre científico es Ginkgo biloba y pertenece a la familia de las Ginkgoaceae. Otros nombres por el que se le conoce son ginkgo, árbol sagrado, árbol de las pagodas… Es originario de China y no fue introducido en Europa hasta el año 1727.

Es considerado la especie vegetal viva más antigua del mundo, llamándose fósil viviente, ya que botánicamente es una rareza por tratarse de uno de los vegetales que más tiempo han permanecido sin cambios a través de las eras geológicas, encontrándose restos petrificados de más de 200 millones de años.

Es un árbol caducifolio muy rústico, de crecimiento lento que puede alcanzar los 35 metros de altura y una anchura de 60 a 150 cm. en el tronco. Sus ramas son anchas, revestidas de hojas en forma de abanico, con nervios paralelos que en verano son de un color verde brillante que torna a dorado en otoño. Sus flores amarillas son poco vistosas que, en los pies femeninos dan lugar a semillas parecidas a ciruelas de un olor desagradable, lo que hace su distinción a la hora de poder identificar su sexo que en estos árboles dioicos, se dan en ejemplares separados. Esto puede ser importante en cuanto a tenerlo en cuenta a la hora de situarlo cerca de una vivienda.

Se cría en casi cualquier suelo bien drenado. No es un árbol que necesite de muchos cuidados, no se le conoce enfermedad alguna y parece que ha sobrevivido a sus plagas. Cuando es adulto su riego debe ser profundo y espaciado. Se propaga a través de semillas, aunque por esqueje extraído a partir de árboles masculinos es lo más recurrido.

Por su rusticidad y su aspecto atractivo y elegante se usa con frecuencia en jardinería, tanto como árbol aislado como en alineaciones de calles ya que soporta muy bien la contaminación. Su madera se utiliza en carpintería y en Oriente se consume su semilla.