La Retama monosperma se encuentra ampliamente distribuida en la Península Ibérica, especialmente en zonas áridas y semiáridas, siendo una de las plantas silvestres utilizadas en trabajos de restauración paisajística. También y gracias a su rusticidad y atractivo de sus flores, es utilizada en jardinería, especialmente de obra pública.

Se puede encontrar de forma espontánea en páramos, guijarrales y zonas dunares, compartiendo hábitats con otros árboles y arbustos típicos de los arenales costeros del suroeste como el Pinus pinea (pino piñonero), el Calicotome villosa (erguén), el Cistus albidus (la jara), Halimium halimifolium (el blanquizarejo), etc. En dunas está asociada al Chamaerops humilis (palmito), la Dittrichia viscosa (olivarda), el Tamarix sp. (el taraje) y la Corema album (camarina).

¿Cómo es la Retama monosperma o retama blanca?

La Retama monosperma es una planta perteneciente a la familia Fabaceae y a la que también se le conoce popularmente como retama blanca. Otros nombres populares con los que se la conocen son gayomba, retama de flor blanca, retama de olor, retama pelada y retama silvestre de flores blancas, por ejemplo.

Es nativa de la región mediterránea occidental, la podemos ver creciendo de manera espontánea en el suroeste de la península y norte de África, sobre suelos arenosos cercanos a la costa.

Es un arbusto ramificado desde la base, que crece de uno a tres metros de altura, con ramas muy flexibles y arqueadas, de color verdoso claro, que en su conjunto le da cierto aspecto ornamental.

Sus hojas plateadas son lineares, pubescentes, de pequeño tamaño, caducas y que caen al poco tiempo, dejando las ramas bastante desnudas. Estos tallos quedan encargados de hacer la función clorofílica.

Florece en primavera en inflorescencias con flores blancas agrupadas en racimos cortos. Es una floración muy abundante y vistosa, creando masas muy ornamentales. Sus frutos son legumbre de 12 a 16 milímetros con forma ovoidea. Cada uno de estos frutos contienen de dos a cuatro semillas.

La Retama monosperma para restauración del paisaje.

La Retama monosperma es bastante resistente al frío, llegando a soportar los -6º C. Es de fácil implantación, tolerante a la salinidad y de crecimiento relativamente rápido en suelos arenosos. Por todo ello, es muy apropiada en actuaciones de restauración paisajística.

Al ser una planta que adquiere volumen, su plantación suele ser como planta individual, creando puntos aleatorios y dispersos sobre el terreno en el que se implanta, en combinación con otras plantas de restauración.

Su plantación será a pleno sol y sobre terrenos con buen drenaje. Destacar que, al ser una leguminosa, alberga bacterias fijadoras de nitrógeno en sus nódulos radiculares, lo que le permite mejorar la fertilidad del suelo.

En cuanto a sus características y valor ornamental, tanto de su ramaje como de sus flores, es muy interesante para jardinería.

Aquí, entra en valor que es una planta de bajo mantenimiento, que le gustan las zonas secas y soleadas, por lo que es muy apreciada en xerojardinería y jardines cerca del mar. Para plantaciones en alineaciones densas, su marco de plantación es de una a dos plantas por metro lineal.

Una vez plantada, no requiere riegos adicionales durante el verano y admite bien la poda, aunque no severa.

Planta de Retama monosperma

Usos de la Retama monosperma en restauración del paisaje.

La Retama monosperma tiene una amplia gama de aplicaciones en la restauración del paisaje debido a sus características ecológicas y su capacidad para mejorar el suelo.

Algunos de sus usos más importantes son:

  • Revegetación de dunas costeras. Se utiliza con éxito debido a su tolerancia a la arena, al viento y a la salinidad. Sus raíces ayudan a fijar las dunas y prevenir la erosión eólica. Y su follaje proporciona sombra y refugio a otras plantas, facilitando la colonización de la duna por otras especies vegetales.
  • Restauración de terrenos quemados. Es así por tratarse de una especie pionera que coloniza rápidamente terrenos incendiados, facilitando la sucesión vegetal. Sus semillas son resistentes al fuego y pueden germinar después de un incendio. También cuntribuye a la fijación de nitrógeno en el suelo, lo que ayuda a mejorar la fertilidad del suelo después de un incendio.
  • Revegetación de taludes. Se utiliza para estabilizar taludes y prevenir la erosión en zonas con pendiente. Sus raíces ayudan a anclar el suelo y evitar desprendimientos. Y su follaje cubre el suelo y protege de la erosión hídrica.
  • Creación de hábitats para la fauna. Proporciona alimento y refugio a diversas especies animales, como aves, reptiles y pequeños mamíferos. Sus flores son una fuente de néctar para las abejas y otros polinizadores. Y por supuesto, con la presencia de la Retama monosperma en estos hábitats, aumenta la biodiversidad del ecosistema.

En síntesis, la Retama monosperma es una planta fundamental para la restauración del paisaje en distintas zonas de la Península Ibérica. Sus múltiples usos y beneficios la convierten en una especie clave para la recuperación de áreas degradadas.

Reproducción de la Retama monosperma en su hábitat natural.

En su hábitat natural, la Retama monosperma florece en primavera y verano, generalmente entre los meses de abril y julio, comenzando su fructificación a partir del verano y se extiende hasta el otoño.

Es una especie entomófila, lo que significa que su polinización es realizada por insectos. Sus flores son atractivas para abejas, mariposas y otros polinizadores debido a su color blanco, su olor dulce y su producción de néctar.

En cuanto a la propagación de sus semillas, son dispersadas por el viento gracias a su pequeño tamaño y a la presencia de un arilo plumoso. El viento puede transportar las semillas a largas distancias, lo que facilita la colonización de nuevos hábitats. Por supuesto, estas semillas también pueden ser dispersadas por animales, como roedores y aves, que las comen y luego las depositan en sus excrementos.

Estas semillas tienen una tasa de germinación alta, produciéndose su germinación en primavera, después de un período de latencia invernal. Las condiciones óptimas para la germinación son una temperatura entre los 15 y 25 °C y una humedad alta.

Cultivo de Retama monosperma en un vivero forestal profesional.

Para el cultivo de Retama monosperma en un vivero forestal profesional, se comienza con la obtención de semillas, que puede ser recolectada en su medio natural, generalmente en otoño, o mediante la compra de semillas a proveedores especializados, que deben asegurar la calidad y procedencia de las semillas.

Es conveniente realizar un pretratamiento de las semillas para mejorar la tasa de germinación. Los métodos de pretratamiento más comunes son la escarificación, que consiste en dañar la cubierta de la semilla para facilitar la absorción de agua; y la estratificación, que consiste en someter las semillas a un período de frío y humedad para simular las condiciones invernales.

Seguidamente, se realiza la siembra en primavera en bandejas o macetas con sustrato adecuado, sobre un sustrato húmedo, pero no encharcado, a una temperatura entre los 19 y 25 °C.

Tras la nascencia, las plántulas se trasplantan a bandejas de alvéolos forestales, para su destino en revegetación de áreas degradadas o de reforestación, o a macetas más grandes en el caso de plantas para jardinería.

Ahí terminará su ciclo vegetativo en vivero antes de su plantación cuando tengan un tamaño adecuado, generalmente después de un año.

Los riegos se darán regularmente para mantener el sustrato húmedo, y cuando las plántulas tengan varias hojas una vez repicadas o trasplantadas, se aplicarán fertilizaciones equilibradas cada semana en el agua de riego.

El cultivo de Retama monosperma en un vivero forestal profesional es una técnica eficaz para obtener plantas de alta calidad para su uso en la restauración del paisaje.